Gracias por siempre Manu
A los 41 y con 23 temporadas como profesional, se retiró Emanuel Ginóbili, ejemplo de deportista de elite con el arsenal completo de valores positivos. En Julio del 2016, cerró el Programa TAP con una muy buena charla para los jóvenes presentes. Campeón adentro y afuera de la cancha.
Después de unas buenas vacaciones familiares y cuando todos hacíamos fuerza por #UnoMásManu, «Gino» sintió que era el momento de decir «basta» y terminar su grandísima carrera. Sin dudas va a quedar en lo más alto con logros inimaginables hasta para el soñador más positivo y optimista.
Pero él lo logró y como dice su tuit de despedida «…fue un viaje fabuloso que superó cualquier tipo de sueño…» y que ahora termina con una Euroliga ganada con el Kinder Bologna, cuatro títulos de NBA con los Spurs, la medalla de oro olímpica festejada con la Selección Argentina y muchos otros logros colectivos y personales que lo marcan como un competidor brillante.
No hubo obstáculo que lo pare, buscó objetivos grandes y fue por ellos, y fue al 100% siempre. Para sumar a su figura, Manu también es ejemplo afuera del parquet. Los valores que lo marcaron para crecer, mejorar y superarse los trasladó a la vida y los transfiere. Así es como, Emanuel Ginóbili, tal vez sin buscarlo, se transformó en un guía para los jóvenes, una luz a seguir.
Manu nos llenó de alegrías, nos emocionó. Con la remera argentina siendo figura de la Generación Dorada, con oros, platas y bronces. Con la de los Spurs, levantando el trofeo NBA tapado por la bandera celeste y blanca en su espalda. También sufrimos con sus lesiones de tobillos hinchados imposibles de saltar y correr en momentos claves, como esa final mundialista y aquel partido por el podio en Beijing. Todos los sentimientos los provocó él, los generó él.
El tiempo contará la aventura de este bahiense que en un país futbolero traspasó todos los límites, a tal punto que muchos hinchas fanáticos de esa redonda no tienen dudas en decir que es él el mejor deportista argentino de la historia.
El momento que no queríamos que llegue, llegó, y ahora nada será igual en el básquet. Vamos a extrañar su juego, sus victorias, sus frases justas, su liderazgo, pero queda su legado, sigue la leyenda. Se termina una etapa insuperable.
¡Gracias por siempre Manu!
Por Julián Olmedo, prensa AdJ